miércoles, 24 de septiembre de 2008

TAN IMPORTANTE COMO UN DIRECTOR LO ES TAMBIEN UN BUEN ACTOR. Semana 8


En lo que respecta al lenguaje audiovisual, a quien le haya interesado mi escrito en el blog, se puede dar cuanta de lo que se ha trabajando durante el proceso, empezando por lo general, llegando a lo particular, se han analizado diferentes aspectos a tener en cuenta a la hora de realizar un filme. En cada documento leído y en cada escrito producido, se han estudiado los diferentes elementos que llevan a observar el resultado de una buena película. En el presente escrito llegamos al aspecto de los actores, tema también fundamental al igual que los anteriormente tratados.

El actor es quien modela y determina el pacto ficcional. Este aspecto se convierte en un reto mayor cuando quienes observan un producto cinematográfico están cerca a la realidad que expone el filme. Con esto me refiero, por ejemplo, a la película “Perder es cuestión de método” del director colombiano Sergio Cabrera. La realidad que se observa en el filme no es para nada ajena a millones de colombianos que día a día están envueltos en un mundo de prostitución, avaricia, engaños, narcotráfico, parapolitica, drogas, sexo y alcohol; es un reto tanto para el actor como para el director, poner en escena a personas idóneas que interpreten lo suficientemente bien para persuadir al espectador que esta rodeado de una realidad de vida común.

Por otro lado, sobre los actores y con ellos su interpretación, reposan las coordenadas para la identificación, valoración, aceptación o rechazo de la ficción narrativa y sus efectos sobre la realidad. En la puesta de escena es visible la confluencia e interacción de la escenografía, el vestuario, el maquillaje, la iluminación, el sonido y la interpretación; todo esto, junto con el personaje, debe formar un ambiente armónico directamente proporcional para así lograr la credibilidad del espectador.

Para explicar un poco lo anteriormente expuesto, tomo como referencia a Carlos Alfonso López Lizarazo con su texto La difícil tarea de lograr un pacto ficcional en la realidad local, a propósito de “Perder es cuestión de método” en el cual afirma que “el actor se convierte por efecto de manipulación del director y luego por acción del espectador, en una entidad abstracta cargada arbitrariamente de atributos para instalarse en el plano de lo fílmico, donde es valorado no como una figura grafica, sino como elemento de orden expresivo colmado de ideología”.

Después de entendido el compromiso de que existan personajes creíbles y que conjuguen con lo que el director tiene pensado para su finalidad, los actores de una película se escogen a partir de un casting con el fin de conformar un reparto, teniendo en cuenta que lo que impulsa a la selección de estos no es la tipología ni la imagen física, sino mas bien, un actor que responda a un modelo actancial especifico.




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